El autismo y la biocomunicación instrumental

QUANTEC® y el efecto delfín

En el diccionario Pschyrembel, el autismo se describe como “trastorno de la adaptación social con encapsulamiento en el mundo de los propios pensamientos y representaciones y aislamiento del entorno”. Por falta de soluciones en los tratamientos clásicos se han buscado nuevas vías, que se han encontrado en la terapia con delfines, entre otras. Con un estudio realizado en Taiwán se ha demostrado que este “efecto delfín” también puede instrumentalizarse.

Louis Lee, Tak-Cho, M.D., MBA, ND, MIFM, FCPM

Doctor en medicina por la Universidad Kaoshiung de Taiwán y MBA por la Universidad de Leicester en Inglaterra. Había trabajado de médico y superintendente en cuatro clínicas diferentes de Taiwán.

Actualmente es miembro del consejo científico de varias sociedades médicas internacionales de renombre y director de la clínica Beverly de Taipei, que se centra en la combinación de la medicina funcional y la naturista.

La dificultad de la terapia en niños autistas radica en que estos niños no reaccionan al lenguaje exterior, a las señales o a otras formas de comunicación. Se han recluido en un mundo interno y ya no perciben conscientemente su entorno social. Así pues, es evidente que las terapias clásicas están condenadas al fracaso desde el principio. No obstante, al parecer los delfines son capaces de romper este muro. Muchos padres de niños autistas informan de progresos fantásticos después de que sus hijos estuvieran en contacto con delfines en el agua.

La terapia con delfines tomando como ejemplo el pequeño Lukas

“Si bien el pequeño Lukas, al que ya se había diagnosticado autismo, podía andar a los cuatro años, todavía se mostraba muy inseguro sobre sus piernas demasiado delgadas. Lukas todavía no entendía el lenguaje, prácticamente no mostraba ninguna mímica facial, no hablaba y su estado de salud era inestable. Lukas no buscaba el contacto con el entorno y tampoco permitía el contacto a la inversa. En el libro citado anteriormente, su madre describe hasta qué punto los delfines consiguieron cambiar a Lukas: Comparo la primera terapia con delfines de mi hijo con una puerta que se le abrió a nuestro mundo. Los delfines han conseguido que nuestro hijo se haya acercado a nosotros. Nunca olvidaré el momento en el que Lukas me besó la mano, igual que lo hacen los delfines, volviendo al hotel en coche el último día de la terapia. Reía, me miró a los ojos… y la puerta estaba abierta. A partir de este momento, todo fue más fácil. El desarrollo de mi hijo se aceleró y su comunicación con nosotros mejoraba día a día.” (extracto del libro “El regalo de los delfines”, pág. 206, de Kirsten Kuhnert).

Biocomunicación instrumental

Los delfines utilizan de forma ostensible un tipo de comunicación adicional, que no depende de ninguno de los cinco sentidos tradicionales y que alcanza a los niños encerrados en sí. Muchas personas suponen que este tipo de comunicación es la telepatía, pues a casi ningún otro ser vivo del reino animal se le atribuye esta habilidad con tanta frecuencia como a los delfines. Sea lo que sea, de lo que se trata es de aprovechar este efecto delfín en la terapia de niños autistas.

Puesto que la terapia con delfines en Taiwán no está al alcance de la mayoría de familias por motivos financieros, hemos buscado la posibilidad de instrumentalizar esta biocomunicación, es decir, simularla mediante un instrumento. Gracias a la investigación universitaria y a los éxitos conseguidos con los diodos con ruido blanco en la comunicación entre hombre y máquina, nuestra lista de preferencias estaba encabezada por un instrumento que trabaja con esta tecnología. Después de buscar durante mucho tiempo, hemos encontrado en Europa, concretamente en Alemania, una empresa que utiliza estos diodos en sus instrumentos QUANTEC®.

El estudio de la terapia con QUANTEC®

En este estudio participaron 102 niños, 92 con autismo, 5 con parálisis cerebral y 5 con síndrome de Down. La edad de los niños fluctuaba entre los 3,5 y los 11 años, la relación entre sexo masculino y femenino era de 4,5:1. Todos los niños hacía como mínimo un año que estaban enfermos y habían sino tratados con las terapias clásicas habituales, todas sin éxito. El estudio empezó el 14 de enero de 2004, con revisiones parciales tras cada tres meses de terapia, de modo que ahora, en julio, ya hemos concluido dos revisiones parciales.

Los resultados

La terapia con biocomunicación instrumental mostró resultados positivos a corto plazo y resultados significativos al cabo de pocas semanas. En una escala del 1 al 4, siendo el 1 sin cambios y el 4 extraordinario, un 75% de los padres había notado mejoras al cabo de seis meses y un 25% no había notado ningún cambio. Principalmente en las áreas de comunicación ojo con ojo, el comportamiento espontáneo positivo y el uso del habla, se pueden apreciar adelantos evidentes en comparación con las terapias clásicas. (véase la tabla).

 

Interacción social El síntoma no

se

presentaba

antes

0

Sin

cambios

1

Ligera

mejora

2

Clara

mejora

3

Importante

mejora

4

Extraordinaria

mejora

Contacto visual 2,60% 18,40% 23,70% 31,60% 13,20% 10,50%
Expresión facial,

mímica

0 21,10% 26,30% 29,00% 15,80% 7,80%
Interacción social 0 15,80% 34,20% 34,20% 10,50% 5,30%
Comportamiento

positivo

espontáneo

0 18,20% 23,90% 47,40% 7,90% 2,60%
Comportamiento

emocional

0 29,00% 34,20% 15,80% 2,60% 18,40%
Comunicación
Uso del habla 2,60% 7,90% 31,60% 42,10% 15,80% 0
Desarrollo social

(jugar con otros,

etc.)

0 21,10% 36,80% 23,70% 10,50% 7,90%

 

Cabe mencionar también que en los casos citados con parálisis cerebral y con síndrome de Down pudieron observarse también mejoras significativas, aunque el reducido número de pacientes (cinco de cada) no permite realizar afirmaciones válidas.

Las cifras reflejan unos resultados muy positivos en las pruebas realizadas aprovechando la práctica diaria. Esto es más bien poco frecuente en procesos terapéuticos de conjunto. Con la biocomunicación instrumental hemos encontrado un camino para sacar a muchos niños de su aislamiento. En Taiwán existen muchos matrimonios pobres con niños autistas. El hecho de que la terapia con biocomunicación instrumental, especialmente en comparación con otros tipos de terapias, sea muy económica es un argumento adicional fundamental. Por esta razón hemos continuado con el estudio y hemos ampliado el número de pacientes; ahora estamos especialmente interesados en observar de cómo se manifiesta el progreso de la continuación de la terapia en los niños. Más adelante, publicaremos los resultados de la terapia a largo plazo en este sitio, entre otros.

Dr. med. Tak-Cho Louis Lee

correo electrónico louisbet@cm1.ethome.net.tw

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